Microuniversos de mar

     Soy océano. Soy líquida.     

 

El planeta se detiene. Me expando. Mis células resuenan en holograma con este universo acuoso, salado y salvaje. Me rindo ante la magnificencia que me excede. Y me fundo en esa relación orgánica, simbiótica y cosustantiva con el agua.     

 

     Soy infinta. Soy paz.

 

Contengo la respiración, frente a mi cae una ola y se cierra la inmensidad del mar como cascada hermética sin piedad. El océano todo se contrae. Oscuridad. Tiempo y espacio colapsan. Los minutos de desvanecen. Sincronía absoluta.     

 

     También soy caos. Soy mar revuelto.

 

Pinto la experiencia empírica, de esos micro universos de mar que se reflejan en mis partículas. Ovillos de trazos y manchas expresan mi mundo en el agua. La concordancia permite trascender las fronteras del cuerpo hacia los niveles celulares: conecta con las frecuencias sutiles que componen los colores, las emociones,  el flujo de energía, luces y sombras de las honduras marinas. 

 

Las obras revelan matices de azules y verdes dinámicas como las mareas. Surcadas por grafismos tipográficos difusos que se hilvanan uno tras otro. Estos son un intento de poner en palabras y circunscribir lo insondable.  Somos un microuniverso de mar y el mar revela los microuniversos más profundos en nuestro corazón.